sábado, 5 de noviembre de 2011

Bloqueo

Este es uno de los primeros ejercicios que hicimos, escoger un objeto y elaborar un relato pero sin decir de qué objeto se trata:

Venga, venga, ¡deja de mirarme! Me tienes miedo ¿verdad? Bueno, quizás no sea miedo como tal, pero cierta inquietud, desasosiego, sé que pasan por tu cuerpo, por tu mente. Sigues mirándome, pensando, no sabes qué objeto escoger. Echas la culpa a las musas, dices “no es mi día” o “es que hoy no estoy inspirada”. ¡Bah, excusas! Sé que te doy miedo. Al fin y al cabo, soy yo el que produce tus palabras. De mí depende hacerlo bien o hacerlo mal. Tratas de disculparte argumentando “bah, eso de bien o mal es sólo un argumento maniqueo”, pero en el fondo te da pavor fracasar, te da pavor no hacerlo bien, te da pavor el qué dirán y, sobre todo, te da pavor no ser capaz de hacerlo. Te veo y sé que me miras, sé que te torturo. Es un reto, un duelo. Mientras yo permanezco plácidamente tumbado, con mi grafito reluciente, casi desafiante, tú mente sigue y sigue girando. Parezco afilado, te dices. Quizás demasiado, añades. ¿Y si me rompes al usarme?, te atreves a imaginar. Pero si no me coges, jamás podrás comprobarlo. Soy negro por dentro y bicolor por fuera, sí, pero puedo producir miles de colores, miles de ideas, miles de situaciones tiernas o terroríficas, bellas o desagradables, dulces o pornográficas pero ¡tienes que cogerme!


Amaya León (Irukina)

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